Su sucesivo puesto de trabajo fue el de Director de una planta piloto que buscaba desarrollar la tecnología necesaria para industrializar la producción de los esteroides de la yucca.El calificativo de “ebanista” (hábil en el arte de trabajar la madera de ébano) no lo tenía cualquiera. Solo se asignaba en aquellos tiempos a los carpinteros